viernes, 22 de febrero de 2008

Únicos... única


Con el tiempo,  o sólo con los años, dejamos de hablar del amor, nuestro tema eterno de toda la juventud, y a veces pensamos, meditamos, y extrañamos la antigua amistad, los compañeros, los cómplices, los seres que nos han dado todo a cambio de compartir un pedazo de alma con nosotros, de sentirnos iguales en nuestra diferencia y saber que somos aceptados con virtudes y sobretodo con defectos.

Hoy es para mí un día especial, es el día de la amistad, el cumpleaños de la persona que me enseñara a lo largo de toda una vida que el sentimiento más puro y más noble es el que se le tiene a un amigo.  

Muchos me dijeron a lo largo de mi vida, que los amigos siempre terminan por traicionarnos, me alegro mucho de que se encontraran totalmente equivocados, y me produce una gran tristeza a la vez, pues estas personas nunca tuvieron un amigo verdadero en la vida. Me puedo considerar una persona afortunada, toda la vida tuve una única mejor amiga, pero cuando ella se marchó a tierras lejanas, me dejó algo más que su profunda y atormentadora ausencia, dejó algo en mí que no conocía, una persona que había aprendido a dar y recibir amistad.

Hemos andado por caminos, a veces juntas, a veces abrazadas, y otras como hoy separadas. La vida nos obligó a conocernos, simples coincidencias, o cuestiones elementales de obligatoriedad, no lo sé. El destino, la suerte, o la simple necesidad de conocer mundos diferentes nos separaron, los mares despegaron nuestros cuerpos y la soledad unió nuestras almas.

Sin entender todas las palabras, lágrimas y lamentos, nos consolamos, nos quisimos y nos extrañamos. Hoy que vivimos realidades iguales y diferentes, hablamos menos y nos entendemos más. Vivimos en el mismo hemisferio, compartimos la misma estación, la misma soledad y el mismo dolor de vivir en un mundo que no sentimos del todo nuestro.

Así pasen un millón de años más, ella será siempre mi compañera,  mi hermana, mi ángel guardián, miles de calificativos no lograrían expresar lo que significa, la única palabra está ya trillada, pero amiga, sería la que la encierra en su totalidad.

Ella me enseñó a escuchar a Charly  y a Sui, no puedo evitar pensar en ella cada vez que escucho una de sus canciones, más aun cuando escucho esta.

El ser humano es un animal sociable, que se adapta a su nuevo medio con la facilidad que ninguno otro tiene. Nos podemos adaptar al clima, al territorio, al idioma, a las costumbres, a la comida; pero nunca nos podremos adaptar a vivir en la soledad, no a la del cuerpo, sino a la del alma, yo no me resigno a ello y sé que ella tampoco lo hará.

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