miércoles, 13 de febrero de 2008

Floppy


Todos hemos llenado nuestras casa y a veces nuestras vidas con chivas y objetos inservibles, siempre nos pasa, es inevitable, deseamos eliminarlos, ocultarlos, desaparecerlos, hacer cualquier cosa con tal de ver la casa libre de estas pesadillas sentimentales, lo dejamos para después, para más tarde o para mañana, el asunto termina demorando meses o incluso años.
Hoy después de más de cinco años le tocó el turno a los floppys de mi vida, los discos de colores, esos pequeños que al principio eran negros y que después, debido a la comercialización, tomaron colores atractivos, llamativos, huachafos o totalmente pacharacos, siendo los últimos mis preferidos. 
Los pobres floppys han estado almacenados en un cajón olvidado de una cómoda más olvidada aún, de esas que habitan en los cuartos que ambientamos como escritorios, y que sólo terminan siendo cuarto de computadora, o sala para video juegos. 

Me decidí hoy en hacer ese peligroso viaje al pasado, ¿por qué hoy?, sencillo, la presión siempre es el mejor empuje, debo devolver la lectora el final de semana. Los discos colorinches son tan, pero tan antiguos, que las computadoras de hace cuatro años ya no traen la ranura para insertar el disco, y debemos adquirir una lectora que se conecta por un usb, así que antes que dejen de fabricar las lectoras, decidí hacer esto de manera rápida y efectiva, descargar todos los archivos y quemarlos en un cd o un dvd en su defecto, en el caso que la información fuera demasiado grande.
¿Qué es lo que encontré?, sencillo, si entraran en una máquina del tiempo ¿qué creen que podrían hallar?

Hoy encontré mi historia congelada en discos de plástico.  Sorpresa, alegría, risas, sonrisas y mucha nostalgia invadieron mi sala esta noche. El mal humor que me atormentó desde ayer se fue por la ventana, imposible permanecer de malas hoy!.  Imaginar que tenía guardada la agenda de mi correo de la universidad del año 2002, la mayoría de gente que está ahí ya está graduada, y la otra parte ya ni si quiera me debe de recordar. Encontré todo un depósito de correspondencia con mis grandes amigos que se encuentran en países distintos, notas de cumpleaños, refranes, colecciones de power point para levantar la moral del más depresivo de los amigos, dibujos, tarjetas, horarios, record de notas, bibliografías, listas de la biblioteca, trabajos finales de algunos cursos y demás.

Debo confesar que mi sorpresa más grande fue encontrar todo el material que tenía de la universidad. Nunca había meditado a profundidad lo que significaba para mí ser alumna universitaria, pero esta noche solo comprobé que durante mis años de felicidad, la universidad significó prácticamente todo. No encontré disco que no tuviera por lo menos un documento de word relacionado con ella, saltaban bibliografías, apuntes, información de internet y demás. Toda mi vida giraba en torno a los estudios, y eso me hizo sentir muy extraña, parecía que estaba revisando apuntes de otra persona, documentos escritos por alguien distinto. 
Todavía no despierto del shock. No sé aun que es lo que he encontrado, si sólo han sido parte de las chivas y cachivaches que suelo acumular por toneladas, o si he recuperado una parte mía perdida en el tiempo. De ser así, tengo un nuevo reto por delante, debo engranar el pasado con el presente, pero eso lo haré mañana, hoy a pesar de estar eufórica, no coordino bien muchas cosas, sobretodo mis ideas, el sueño en este caso no es buen compañero. Mi computadora se ha convertido momentáneamente en un museo virtual, por donde vagaré durante algunos días buscando los inicios de mi primer yo intelectual. No sé si esta aventura continuará en este blog, pero por lo menos para mí, comienza hoy.

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