jueves, 18 de diciembre de 2008

Un café

No escribo hace tiempo, dije hace algunos días en una fugaz conversación; no tiene sentido, ya tengo con quien conversar, no necesito más terapia. Sin embargo, la locura no se cura de la noche a la mañana, todos tenemos recaídas cuando intentamos ser normales.

Lo lamento, intenté hacer terapia, y no funcionó. De todos los reencuentros y conversaciones que he tenido este año, esta fue en la que hablé poco y sonreí mucho.

Un par de cafés y un poco de agua con gas, cariño, anécdotas, risas y amistad desparramados por el sofá y la mesa; años de soñar con ese día sin saber exactamente el por qué. Esa falta de definición me inquieta, pero como vieja costumbre, la echaré en la caja de lo que sólo se siente y no se define y seguiremos, ya algún día aparecerá la maldita palabra en mis labios.

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