lunes, 9 de junio de 2008

AL MAESTRO CON CARIÑO

Mirando por la ventana, hay días en los que podemos ver nuestra vida pasar como un extraño viento; sentados en el bus podemos ver como las calles desaparecen como rayos de múltiples colores, de esos que se crean por el efecto de la luz y la velocidad; sentada en un tren simplemente todo desaparece, no se bien cual es la conexión especial entre los vagones y la vida, pero dicen que la vida es un viaje en tren, y que en alguna estación nos tendremos que bajar, pero siempre hay alguien que viaja con nosotros y baja primero, verdad inevitable, verdad al fin y al cabo.

Las cosas que duelen no se afrontan a la primera, no siempre, tal vez dejamos de lado las cosas inevitables, las que no tienen solución, las que no se pueden arreglar, las cosas sin lógica alguna, pero que a pesar de todo duelen.

Hace un par de semanas recordé  a un viejo maestro, alguien quien de una u otra forma me hizo pensar en cosas diferentes en momentos oportunos, le quise dedicar un post en más de una ocasión, pero no siempre nuestros deseos se hacen realidad, más bien, creo que todo llega en el momento preciso. 
Siempre pensé que el tiempo cura muchas heridas, sin embargo hay noticias que cuando llegan, no importa cuanto tiempo pase, duele como si fuera el primer día, duele lo increíble, duele la ignorancia y lo tarde que entendemos las cosas o lo imposible que es entenderlas del todo.

Mi maestro se fue, el viejo, el de la inka kola, el del 00, el 18 y 19; imposible olvidarme de él, sería casi como olvidar esa extraña fascinación y amor que siento por la historia, se fue el hombre que resumió en dos palabras la crisis existencial que llevaba conmigo desde que tenía 4 años, y me dolió mucho el tener una respuesta para darle después de tan larga experiencia  y saber que ya no estará ahí para escucharla. Soñé hace algunos meses con poder llegar a casa y tocar la puerta de su oficina y sólo decirle que tenía la razón, que ocho años después le entregaba toda la razón a esas dos palabras suyas.

El Doctor José Antonio Del Busto, de lejos uno de mis maestros favoritos, una narrador excelente, un escritor muy bueno, un hombre de ideas firmes, recto y tal vez malvado, pero a pesar de todo un ser humano. Se fue el maestro, me despido de él, llego con dos años y medio de retraso, se que odiaba las tardanzas, pero espero que entienda, fue por falta de información.

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