miércoles, 12 de marzo de 2008

de todo y nada

Es caso común ver  a los niños soñar con el día en el que serán adultos, todo niño sueña con crecer y alcanzar la sabiduría que poseen los mayores. La paradoja que trae la vida; cuando nos convertimos en adultos, añoramos regresar a la infancia y poder volver a vivir una vez más, el sueño inocente que envuelve el futuro.

Hoy estoy sin viaje, sin carro, sin tren ni avión. Hoy no existe medio de transporte en mi vida. 

Cuando pensaba que un problema se había solucionado, me doy con el chasco que el verdadero problema siempre fue otro. 

Regresar a casa parece la solución acertada, y en estos meses aluciné que había llegado por fin a responder a todas mis dudas -respuesta por cierto, estúpida y sobrevalorada-. 
Pensé que había crecido un poco, lo que demuestra que sigo tan inmadura como siempre. Creer que se alcanzó la respuesta o fin supremo del viaje, sólo comprueba que el motivo del mismo es aun desconocido para mí. 

El desorden que envuelve mis ideas es parte del mismo que frecuenta mi vida, mi casa, mis sueños y mi mundo; mi orden desordenado, el no querer aceptar un sistema o la necesidad de vivir al margen de la realidad, no lo sé. Hoy será una de esas noches en las que me iré a dormir con un millón de dudas, y de lo único que tengo seguridad, es de que por la mañana, no me sentiré mejor al respecto.

La única cosa que creo he podido aclarar un poco esta noche, después de un vídeo que pensé no había hecho nada en mí, fue que si bien todos pensamos en un millón de cosas a la vez en el primer momento libre que tenemos, eso no significa que lo razonemos igual al siguiente momento libre.

La soberbia de la inmadurez me hizo creer que ya había pensado en todo lo que un vídeo de 7 minutos me mostró. Nunca había estado tan equivocada, ya que me mostró todo aquello en lo que NO había pensado, verdades que sólo contemplé y no profundicé.

Hay que aceptar las verdades ineludibles: los precios suben, los políticos mienten y nosotros envejecemos.
No quiero aceptar que envejeceré, que moriré. Hace 5 años no temía a ninguna de las dos, hoy sí. En esos años vivía a plenitud, hoy no lo sé, o tal vez sí, y la verdad es tan dura como para aceptarla con facilidad. 
Y como dice el vídeo, sea lo que sea, pero usen protector solar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te pasaré estos videos más seguido...